Una vez perdí
la llave de un candado que tenía y lo intenté abrir con una horquilla. Acabé
mandando a tomar por el culo todo y eso. Espero que tú no seas como yo.
Conozco drogas con mayor capacidad de adicción que sus abrazos que
poseen tres letras; Ven.
Ven; no te prometo nada, pero ven. Puede que seas el sexto o
séptimo que intenta cruzar la barrera que me reprime pero nada es imposible, te
lo prometo. Puede que lo veas como una tontería, que de todo se sale y no hace
falta volverse fría y distante con otros por él. Y en parte, tienes razón, pero
a veces uno descubre por qué los huracanes tienen nombres de personas o
viceversa y todo tiene más lógica. Pero te puedo asegurar otra cosa,
tengo ganas de otro olor que se impregne en mi camiseta favorita de dormir;
demostrar que tu sudadera es más bonita cuándo es mi única prenda y cómo el
pasillo de tu casa será más divertido con mi culo paseándose por él... Tengo
ganas de ello
; y de poder contarle a la persona que cuándo me asomo sale en el
espejo, que de él no se muere. Que hay drogas peores. Decirle:
"ten cuidado, bonita, no pongas
tantas barreras. No cualquiera se acuerda de ti cuándo se le rompe un botón a
su camisa y recuerda cómo se los arrancas tú, de tu risa, de tu prisa, de tu
brisa... no cuelgues al que te llame de madrugada para decirte algo
medianamente poético tras haberse tomado un par de cervezas con los colegas.
Decirla también que deje de apartar la mirada cuándo sus ojos brillen con las
tonterías que él le diga y así él pueda ver que no le es tan indiferente
el hecho de que siga intentando conquistarla cada día. Y sobre todo, decirla
que no se trata de que no la vean. Se trata de que la vean. Feliz. Que no
corra, que correr nunca le ha funcionado a nadie, pero que estar con el freno
de mano puesto tampoco favorece el proceso. Gritarla un ¡Aléjate! Aléjate de la
conciencia y vive el momento como quieras. Tócate. El pelo también. Rompe con
lo preestablecido. Píntate los labios de rojo. Ponte algo sexy y súbete a unos
tacones y no sé. Haz algo de eso. Puede que no fumes, pero enciéndete tú al
menos. Dedícate tu canción favorita y empieza a valorar más con quién te tomas
la cerveza que la cantidad de cervezas que llevas ya en el cuerpo. Y que la
vida tiene dos días y el primero fue ayer."
Y que si digo que tengo ganas es que tengo ganas. Pero no prometo
ser tan clara como lo era antes respecto a lo que pueda o no sentir. Llámame
fría, pero el hielo también quema; tu confía en mi. Tengo ganas. De verdad. Y
no sé si es por frío, porque te pillo a mano, por falta de una mejor opción,
porque me da la gana o simplemente porque he decidido que seas tu y no otro,
pero ven. Vente conmigo y riámonos de la vida, del amor y follémonos los
límites de mi sonrisa y tus miedos hacia mi. Siempre he dicho que me guío por
impulsos; y tan mal no me ha ido en la vida. He llegado a la conclusión de que
las mejores decisiones que tomamos, normalmente acaban con un "a tomar por
culo" al final de la frase. ¿Te apetce intentarlo?
No puedo prometerte que te diré te quiero según lo sienta. Puede
que tarde en exteriorizarlo, pero no te alarmes por ello... prometo hacértelo
sentir o hacerlo contigo de madrugada o decírtelo a media noche cuándo esté
segura de que estás dormido y no lo escuchas. Tampoco te prometo exteriorizar
mis ganas de verte de continuo. Una vez lo hice y no me fue bien; acabé llena
de ilusiones rotas y arañazos que cicatrizaron muy despacio. Pero te aseguro
que siempre buscaré la mejor escusa para proponerte vernos. Lo aseguro. Y sé
que te gusta cómo me río porque parezco una niña inocente, alocada y feliz
cuándo soy más dientes que cara; así que prometo observarte con esa mirada que
tanto te gusta, desde la lejanía o un ángulo que no esté al alcance de tu campo
visual, y sonreiré. Sonreiré mucho al verte sentado en mi escritorio estudiando
eso que tanto te gusta y escuchando ésa canción que tienes en el coche y acabas
cantando a grito pelado cuándo nadie te ve. Prometo mirarte y sonreír en
silencio detrás de la uña del dedo gordo que siempre me muerdo y tanta gracia
te hace. Te dejaré retirarme el pelo de la cara y colocármelo tras la oreja
siempre que quieras. Y prometo que no te besaré siempre que me apetezca, que me
haré la dura. Pero también te aseguro que buscaré cualquier excusa para darte
todos los que quiera.Y te haré ver que adoro tus besos cuándo notes cómo los
ojos pueden humedecerse y no significar tristeza. Pero seguiré sin admitirlo
verbalmente. Llámalo miedo, llámalo precaución. Y es que en sí, no me dan miedo
mis constantes ganas de ti; simplemente, lo que me acojona es que no se vayan
en mucho tiempo y me acaben matando como me pasó anteriormente. Así que seré de
esa clase de chica que te echa de menos a rabiar pero de no decir ni mu. De ser
orgullosa hasta reventar. De esa que no estaba destinada a enamorarse otra vez,
pero un cabezón como tú la ablandó. Yo no te digo que vaya a ser fácil, pero no
soy de hierro. Lo prometo. Digamos que soy como un viejo automóvil... tu joya
de colección que necesita un poco más de aceite que un coche nuevo para
arrancar. Y hablando de arrancar, te aseguro que te dejo que seas el que
arranque mi miedo a querer otra vez entre otras cosas. Podremos dejarlo todo
por el suelo mientras poco a poco desnudo lo que queda de todo lo anterior y
empiezo a dejarte el camino más ameno; dejarte entrar en mi un poco más; pero
despacito...
Te lo prometo. Si estás aquí es por algo.
Y en poco tiempo, mi coraza no va a ser un problema.
Querer menos.
Echar menos de menos.
Porque como dicen por ahí, todo en exceso es malo.
Y quizá esa sea mi maldición.
Sentir más de lo necesario.
Pero dame un motivo y te juro que me dejo llevar.
0 comentarios:
Publicar un comentario