Dicen que una imagen vale más que mil
palabras pero el que calla otorga. Pero bueno, al mal tiempo buena cara, ¿No?
Que después de la tormenta, tranquilidad que llega la calma. Aunque las cosas
nunca cambian a pesar de que joder, cómo cambia todo en tan poco tiempo. No hay
que agobiarse por nada, que todo lo que sube baja y hay trenes que no pasan dos
veces aunque también se oye eso de que todas las personas tenemos derecho a una
segunda oportunidad. Aunque no sé, pero se comenta que las segundas partes
nunca son las mejores. Aunque podríamos preguntarle a "Cuéntame cómo
pasó" que lo de las segundas, terceras, cuartas; inmortales partes, lo
lleva bien.
Así que toca ir a por todas que el que quiere puede, que querer es
poder y el que lo quiere todo, todo lo pierde. Y que eso, que de dónde no hay,
no se puede sacar, dicen. Atrévete a quererme, que quién no arriesga, no gana y
quién la sigue, la consigue. Pero bueno, que no por mucho madrugar se amanece
más temprano y a quién madruga, Dios le ayuda. ¡Y una mierda! A mi no me ayuda
nadie, sólo tengo sueño y ojeras, y mal humor, y me pica la curiosidad de qué
es lo que estará haciendo mi cama sin mi. Que si pica rasca, que todo lo que
escuece, se cura.
Por eso decirte, que soy complicada, y que
si alguna vez lo sientes así no te eches tú la culpa por no entenderme,
que no eres tu, soy dos; pero eso, que no imposible así que no evites mis
indirectas que todos sabemos que no hay más ciego que el que no quiere ver, que
a palabras necias oídos sordos pero que a buen entendedor, ya sabes, que pocas
palabras bastan. No pierdas el tiempo que no esperaré toda la vida y déjame que
te diga con todo mi cariño y confianza, que como ya sabes, la confianza da
asco, que no pienso esperarte hasta no tener otra opción que quedarme con ocho
gatos, un piano y un pato. Que quién no corre, vuela; que las apariencias
engañan y no es oro todo lo que reluce. Y que mira; que quién avisa no es
traidor y si no vienes, si te he visto no me acuerdo y que a rey muerto, rey
puesto.
No tengas miedo, que no muerdo. Una vez
leí que el miedo es como la ropa, que al principio no es sencillo
desvestirse... pero al final, en compañías deseadas, acabas desnudo con
facilidad. Es cierto que la ropa tiene una ventaja notable, y es que puede que
tengas la suerte de que cuando no te apetezca quitártela, exista alguien en tu
vida que te la arranque tranquila y amablemente. Cosa que con el miedo no pasa.
Pero puede que halla alguien que esté dispuesto a darte el empujóncito que te
ayude a superar el rechazo y para alante como los de alicante.
Ven rápido que te espero con la ventana
abierta, que cuando una puerta se cierra, sabemos que una ventana se abre y que
no se pueden poner puertas al mar, así que basta de hacer el tonto.
Te espero.
0 comentarios:
Publicar un comentario