Arrancando el freno de mano.


Ya nada es lo que era; las canciones tienen poca letra, los libros no tienen una pasta que los cubra, las letras vagan solas y mudas. Ése que antes corría ahora sólo se arrastra y el que nunca se atrevía a mediar palabra ayer dio un discurso cual diputado. El ciego ahora mira con el corazón y el mudo no deja de hablar con los ojos. El troglodita del edificio de enfrente ya no se pone ciego a hamburguesas; ahora inhala humo de manera suicida. El rico; él dormía en el banco de aquel oscuro parque y el perro ha dejado de ser su mejor amigo mientras que el gato, se convierte en su mejor aliado. Ya sólo hay raza y color y falta gente con buena intención.

Como ves, todo ha cambiado, la vida evoluciona cual pokemon y la rutina, ¿qué es la rutina? Las rutinas son un campo de minas que es mejor no pisarlas o estarás perdida.         Así que sólo quiero pisar el acelerador, romper el freno de mano de ésto que llamamos vida y dejar que una curva peligrosa como podría ser su sonrisa, me paralice. Ya no quiero viajar en una maleta, quiero ser ése equipaje de mano que llevas a todos lados. Quiero comprobar que todos los caminos llevan a roma, dar la vuelta al mundo en 80 días, ver a otros locos con la misma circunstancia que nosotros, ver eso que llamamos "amor" en otros rostros y plasmado en distintos idiomas, sentir, volar, jugar a ganar.

Así que hoy sólo me queda decirte que las cosas cambian, que las carreteras se modifican, pero el sitio nunca cambia de posición. Que roma puede desmejorar, que el camino puede ser modificado, pero siempre habrá un billete de última hora que nos permita montarnos en ese tren destino tu felicidad que te lleve a roma.




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