Hoy me han preguntado.

No sé en qué momento se te ocurrió la descabellada idea de entrar en mi vida interrumpiendo mi rutina de refrigeración sentimental y poner todo como en la película 2012. No sé en qué momento se te cruzaron los cables de tal manera que te creíste capaz de deshacer todos los nudos de los míos, buscar el contacto a tierra entre ellos y tratar de hacer desaparecer los nudos de mi garganta.  No sé en qué puñetero momento te sentiste con el derecho de joderme mis planes perfectamente diseñados y desempeñados y conseguir que fuese bajando la guardia cada día un poco más.


Hoy me han preguntado por ti; y les he comentado esa manera tan graciosa que tenemos de actuar cuando nos miramos y consigo contagiarte ese lado dulce de niño pequeño y a ti se te acaba yendo volando de un plumazo esa planta de roca maciza que ni sentía ni padecía; aparentemente. Me han preguntado sobre esa sonrisa que me sale cuando afirmo sin ningún tipo de miedo, que más que gustarme tu, me gusta cómo soy yo contigo. Que haces que me guste tanto que acabo queriéndonos sin siquiera darme cuenta. También me han preguntado sobre qué somos, si seguimos igual con el paso de los días o si solo era ilusión del principio y nuestros caminos ya se han separado.

En definitiva, he sufrido uno de esos interrogatorios que tan poco me gustan como bien sabes.

Y les he contestado lo más claramente posible...

Y les he dicho que a veces ocurre. Que hubo un tiempo en que pensaba que a lo máximo que aspirarías en mi vida sería a amor platónico. Amor pasajero; de una noche o dos tardes y un adiós silencioso. Amor fugaz o simplemente una aspiración al amor. Y que creí que este terremoto con patas no encajaría con ese mar en calma, que este pedacito de iceberg no iba a derretirse ni un poco con ese cálido día de verano; no era cuestión de autoengañarse tampoco. Y que entonces ocurrió. Sucedió que un día salí de la ducha y el espejo me pedía a gritos que te dibujase un corazón o un "te espero donde tú sabes" a pesar de saber el poco callo que tienes dejando un espejo bien con tu destreza con el limpiacristales. Y saber que no lo limpiarás en mucho tiempo. Y qué una mañana en la que tras esa ducha caliente de tres canciones, irás a ver lo sexy que estás con la toalla en la cintura y recién duchado y se te escapará esa mueca a la que tan acostumbrada estoy ya. Esa que deja ver que no sabes qué vas a hacer conmigo, que vaya premio te ha ido a tocar y que a ver si llegan las siete para volver a verme mover la cara hacia el lado cuando vas a empezar a jugar sucio con tus caricias.

También les he contado lo mucho que te odio. Lo poco que me gusta que me hayas venido a joder los planes y a llenar todo de ganas. De ganas de más. De ganas de aprender y seguir alimentando esta desgracia que nos ha tocado. La desgracia de no poder permitirnos estar tristes. Esta mierda de andar todo el día con la sonrisa en la cara como si todo fuese perfecto, y por fin encajase a la perfección y, y... y todo eso. Esa mierda. Pelma.

Hoy me han preguntado por ti. Y no he sabido expresarme con palabras tan bien como con mi cara. Ella ha hablado. Ha sentenciado veredicto y no ha habido manera de mentir ni lo más mínimo.

Hoy me han preguntado por mi sonrisa; y les he hablado de ti. 

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