Esto no es una declaración más del 14 de febrero hablando de el, del amor de mi vida. Del dueño de esta sonrisa. No es un sé qué día es y vengo a aquí a dejarte claro que la alarma del móvil y el corte inglés me han recordado que hoy toca sexo pasional, besos a cuarto y medio, un par de entradas para el spa que me recomendó Aladinia y un te quiero premeditado entre globos con forma de corazón.
Estoy aquí para decirte que estoy orgullosa de lo que somos, de lo que eres y lo que causas y creas en mi. En esto tan nuestro que muchos ven como incomprensiblemente temprano y otros como el camino que les gustaría experimentar con mochila y zapatillas de andar por casa. Que en días como hoy me doy cuenta de que nosotros somos 14 de febrero todos o casi todos los días del año. Todos los que nos da la gana y no solo los que el mundo decide.
Cuenta de que tengo un herrero a la antigua que forja su anillo talla 14/31 con sus propias manos y su empeño. Que cualquier momento y excusa es buena para nuestras famosas putadas que acaban en ojos vidriosos, corazones a mil y rincones cómplices... para nuestros conocidos "ahora te vas a enterar con la que te tengo liada dentro de dos fines de semana". Nuestros "como me hagas llorar: Tas, tas.". Porque soy fan. Pero fan de poster, de las caricias desprevenidas y de las amenazas miedosas de "como te rompas, te rompo más" ante situaciones en las que el otro va a acabar hecho un higo.
Y es que creo que nada da más sentido al amor que las ganas; las que uno tiene y sobre todo, las que a uno le provocan. Las ganas de comerte a besos con trampa y caricias en cualquier parte y porque sí. Los abrazos sin motivo pero sí con causa y con efecto. Las bien curtidas agujetas y los tirones inesperados por la acumulación de nervios por verte otra vez y ver qué has liado esta vez.
Que eres mi verdad y mi realidad y esto es lo que hay; te guste o no porque me gustas como para siempre y a diario; incluso esos días en los que estás más intensito de lo normal y me toca neutralizar a base de fuerza bruta y doble dosis de mimos y gruñidos. Me gustas porque me muero por cada milímetro que te compone. Y te lo digo claramente hoy con la excusa del febrero rocher, pero te lo seguiré demostrando cada día como hasta ahora. Porque sí y porque te jodes que esto lo has provocado tú solito y por voluntad propia.
Y porque para mi el amor es eso. Demostrar, ser, cuidar y alimentar.
Así que quiero que te quede claro que esta sonrisa con patas se ha vuelto adicta a tu manera de joderme, besarme, achucharme y acariciarme. Que me muero de ganas de seguir queriéndote muchito y de la mejor manera que sé.
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