Martes, segundo día de la semana. Binomio eterno y suicida del 13.
Primo lejano del viernes. Vecino que tiende las bragas en la cuerda del
miércoles. Hermano pequeño del jueves. Noche de ¿qué cojones darán hoy en
la tele? Y es que si os paráis a pensar, no sé. Elige un número entre el uno y
el cinco. ¿Por qué has elegido el tres y no el dos? Lunes, martes, miércoles,
jueves y viernes. Del uno al cinco, siempre miércoles porque siempre tiramos a
la vía del medio, al camino fácil, a la elección comodín. Porque entre el uno y
el cuatro, el dos siempre es el elegido. Y por qué no el 1 digo yo... El uno ya
no es nuestra aspiración. Ya hemos probado el éxito y el premio al beso
revelación del año.
Hoy he llegado a casa y casi jodo unas zapatillas que adoro.
Recuerdo el primer día que me las puse. Las saqué de su caja con más mimo que
con el que me arrasco el ojo cuando salgo de fiesta y soy consciente de que ese
ahumado me ha costado una hora realizarlo tan perfecto. Aflojé los cordones y
metí el pie de una manera más delicada que ni la cenicienta con su zapato de
cristal. Por la calle las miraba constantemente; eran tan preciosas. Me habían
costado tanto el conseguirlas... Cuando llegué a casa me las quité aflojando
nuevamente los cordones y las guardé en la caja y la caja, al zapatero. Las
cuidaba así de bien los dos primeros meses. Pero hoy ha pasado tiempo y qué
queréis que os diga, el calzado, de toda la vida, se saca pisándolo con el pie
contrario.
Ahora, pequeño saltamontes, dime: ¿Cuántas veces se te ha caído el
móvil al suelo o lo has lanzado contra la cama o sofá como si él te guardase tu
sitio ante cualquier impostor que intentase arrebatarte el trono? Yo recuerdo
el día en que compré mi pequeña patatita... No me atrevía ni a agarrarlo con
una sola mano. Lo miraba como si tuviese entre las manos el más delicado
cristal. Veía mi sonrisa reflejada en su pantalla. Era tan feliz... Pero bueno,
hoy día, lo meto en el bolso y el sabe cuidarse, ya está hecho a mi. Y el bolso
ahora que lo recuerdo, al llegar a casa lo he estrellado contra el suelo.
Bueno, más abajo no va a ir. Tiene un año y tampoco va a durar mucho más así
que...
¡Ey! Tú, si tu. ¿Cuántas veces has puesto una canción que te
gustaba mucho como depertador y la has acabado quitando porque te cansaba? Fijo
que también tenías una chuche preferida de la que te acabaste cansando y ahora
eres de Lays en vez de Ruffles. Me apuesto un brazo y no lo pierdo a que tenías
una fecha de un mes de un año cualquiera que era un día de celebración y ahora
sólo es un recuerdo borrado y eliminado de la lista de amigos de Facebook, de
Instagram y de tus sábanas. No dudaría que tuvieses una película que has visto
cien veces pero que ahora ya te aburre y cada vez que te la proponen sueltas el
mítico "¡¿ooootra vez?!". Seguro que esos pantalones que adoraste
nada más verlos y acabaste comprándolos, ahora están en el fondo del armario.
Y Puede que no me estés entendiendo, puede que sí. Tú sabrás lo
que interpretas. Pero dime una cosa.... ¿Por qué ahora no actúas como la
primera vez que?
Llévalo al terreno que quieras, pero piénsalo.
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