Chocolate.

Entonces se le pasó por la cabeza preguntar lo evidente... Estaba claro que esa pregunta iba a llegar tarde o temprano y más temprano que tarde. Y ahí la soltó con dos cojones: ¿Cómo eres tu? Cuéntame cosas sobre ti. ¿Te gusto? A lo que ella se echó a reír y con esa sonrisa que le ocupa toda la cara los 365 días del año, respondió: Chocolate.


Chocolate.
Porque sí, tú has decidido querer saber lo que me gusta y lo que no, lo que me endulza la vida y me da energía.
Chocolate.
 Y entiendo perfectamente que no entiendas nada, porque no soy legible en el mayor de los casos. Cuando me conociste confesaste al de pocos minutos que era un alma muy libre y no distaste de la realidad ni medio milímetro. Completa y honestamente libre, y es que, no es una novedad. Mira, lo que ves es lo que hay, puedo ser más seria que perro en bote o ser más sonrisa que persona y más cariñosa que nadie o más fría que el hielo. Me gusta lo divertido de dejar que todo pase porque para lamentarse siempre habrá tiempo. Siempre me he guiado por esa teoría que dice que si algo puede salir mal, va a salir mal. Así que me gusta probarlo todo y que sea lo que tenga que ser. Y me quedaré a tu lado si me lo pides o marcharme si lo decido. Siempre siempre estaré a tu lado porque quiero, no porque sea tuya o tú seas mío; porque ser, soy solo mía. Y no esperes que todo me parezca bien, porque si veo que estás total y completamente confundido, seré la primera en sentarme frente a ti a decirte que como sigas pensando eso, vas jodido. Y es que me gusta la idea de decirte que no cuando digas algo y no vaya acorde con lo que yo opine. Me gusta debatir. Y que estemos horas hablando hasta que te consiga entrar en razón. Porque en el fondo sabes que será así. No soy chica de sí a todo. No esperes que te diga "te quiero" o "te amo" al día siguiente de nuestro primer mejor momento juntos. Yo voy despacio; las cosas de palacio van despacio, ya sabes. No soy de esa clase de chicas. Ni de las que se ríen cuando no entienden lo que has dicho; seguramente me meta contigo con algo así como un "Si no te importa habla en un idioma que entendamos los dos, marciano" o qué sé yo... Ni esperes mi mensaje un sábado a las doce con un "cariño, ya estoy en casa" mientras tengo a mis amigas en la denominada fiesta del siglo. Ni tampoco que cancele todo por ti, porque tu eres tuyo y yo soy mía, y no se acaba el mundo porque anteponga una tarde conmigo misma y una película en mi sofá porque sé que quedar y no estar al 100% no me va a gustar. Te veré cuando me apetezca realmente verte, y tu me verás cuando te de la gana verme  y no cuándo yo te lo pida. No vamos a forzarnos ni un poquito. Porque si tengo que pedírtelo, ya no querré. Y me gusta buscar tu opinión, así que si no estás acostumbrado a darla, empieza a entrenar, porque me gusta saber siempre lo que piensas a cerca de las cosas, que me cambies de opinión; si puedes. O que simplemente me haga ver que la teoría de que los polos opuestos se atraen, tiene sentido. Y cuando hagas algo mal, con todo el poco tacto del mundo, te diré que has metido la pata hasta el fondo. Pero estaré acto seguido con mi hombro bajo tu cabeza para hacerte sentir que la vida sigue girando en el mismo sentido. Y cuando hagas algo bien, probablemente te suelte una broma estúpida que traducida al castellano, será un eres la hostia, máquina. Me gusta la gente que se esfuerza, que lucha por lo que quiere; que no se crea muros. Eso es lo sencillo, ¿Sabes?
Y sobre las muestras de amor, no esperes verbalmente muchas en exceso; seguramente tarde en pronunciar las frases ñoñas que toda pareja se dedica. Y que cuando escuches alguna, te recomiendo que la valores porque te aseguro que no salen si no son más reales que que el día es día. Y me conformo con cualquier cosa mientras que el plan base sea estar a gusto. Y me esforzaré... Bueno, en realidad no me esforzaré; el payaso que me tragué al nacer saldrá solo sin esfuerzo. Los momentos juntos tendrán como base la alegría y las risas siempre que no sea momento de otras cosas. 

Así que eso es todo. Puedo simplemente asegurarte que podemos acabar en el desván de las cosas sin mucho sentido del otro o no. Simplemente puede pasar o no. Puedes estar más a salvo que nunca conmigo o más expuesto a la incertidumbre que nunca.

Por mi parte está todo dicho.

Y tu... ¿Cómo eres?

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